En general el vestido femenino se caracterizaba por tener una parte superior muy ceñida al cuerpo, atada con cordones, la tela de la falda iba sobre una ballena (armazón hecha de alambre o caña), era amplia y larga; para la cabeza se imponen las mantillas y los grandes sombreros.
Por su parte, el vestido masculino estaba compuesto por tres piezas, casaca, chupa y calzón, estas tres prendas marcaron el inicio de lo que luego sería el pantalón, la chaqueta y el chaleco, presentes aún en la época actual.
La casaca ya fue brevemente descrita en la parte 2 de esta entrada, pero para complementar la información,
podemos describirla así: “era la pieza exterior y la que más se veía. Era una chaqueta con cuello a la caja que llegaba hasta las rodillas, un poco más larga que la chupa. También se abrochaba de arriba abajo con botones por un lado y con grandes ojales por otro, aunque muchas veces ambos eran puramente decorativos; la mayor parte de ellos no se abrochaban”[1].
También existía la casaca femenina, cuyo estilo estaba inspirado en la masculina, se abría por delante, tenía abertura en la parte trasera, faldones traseros con pliegues, bolsillos con tapa y mangas con flecos hasta el codo, los faldones de la casaca femenina, a diferencia de la masculina, estaban cortadas a la altura de la cadera.
Alrededor de 1810 llegó la tendencia Neoclasista, esta moda ya venía influenciando la pintura y la arquitectura, la imagen de las estatuas clásicas inspiró los vestidos femeninos, que ahora eran trajes enteros de telas blancas y vaporosas, tenían el talle bajo el pecho, mangas cortas y zapatos bajos, sin tacón.
Esta moda duró poco tiempo, sólo se conservó el talle alto, pero apareció el corsé y se impusieron de nuevo las telas oscuras y pesadas y las mangas embombadas.
La casaca masculina también sufrió una transformación, sobreviniendo en frac, que era “una casaca con cuello alto vuelto, grandes solapas, delanteros cortos que se cruzaban con botones, y los faldones muy echados hacia atrás que apenas tenían un recuerdo de los antiguos pliegues. La chupa, cada vez más corta, se hizo recta por abajo y se convirtió en chaleco, y tenía también cuello alto y solapas. Los calzones fueron sustituidos por un pantalón hasta los tobillos, prenda que hasta entonces no habían usado más que los marineros”.
[1] http://noticias.prodigy.msn.com/bicentenario/1810/galeria-estilos.aspx?cp-documentid=25485916&page=4
No hay comentarios:
Publicar un comentario